SU MISIÓN
DOLORES
RODRIGUEZ SOPEÑA fue una mujer adelantada a su tiempo.
Estrena
un nuevo modo de dar a conocer a Dios a quienes por prejuicios o malas
experiencias, no quieren saber nada de todo lo relacionado con la Iglesia.
Su fe
cristiana la hace sensible a la problemática social de finales del Siglo XIX.
Descubre que la promoción humana, el anuncio de Jesucristo y la construcción de
la fraternidad son el mejor modo de hacer creíble el Evangelio.
Comienza
abriendo Centros de Instrucción en Puerto Rico y Cuba, donde se enseñaba el
catecismo y cultura básica. Estos Centros se extienden por toda España,
empezando por los barrios marginales de Madrid. Más de 30 ciudades y pueblos,
especialmente donde se sufrían los efectos de la revolución industrial,
solicitan de la presencia de esta nueva obra, que tanto bien hace: Sevilla,
Barcelona, Jerez, Bilbao… Dolores Sopeña, mujer incansable y audaz, con deseos
vehementes y una confianza sin límites, en sólo cuatro años realiza 199 viajes
para responder a las múltiples demandas.
Sus
Centros están concebidos como espacios donde se busca la promoción de la
persona y crear ambientes donde se viva la fraternidad y la amistad, dando a
conocer el amor y la ternura de un Dios entrañable, que nos hace hijos y
hermanos en Cristo Jesús.
Desde
el principio se da cuenta de que una obra tan ardua y amplia necesita de muchas
manos. Por ello, en 1892 organiza una asociación de laicos (hoy Movimiento de Laicos
Sopeña) a quienes forma en el trabajo y el espíritu de la Obra.
Poco
después, en 1901, la fuerza del Espíritu la lleva a fundar un Instituto
religioso (hoy Instituto Catequista Dolores Sopeña), para dar consistencia y
mantener vivo el espíritu de la Obra. Al año siguiente, el gobierno español
aprueba los estatutos de la Asociación Civil (hoy Organización Socio Cultural
Sopeña: OSCUS). Actualmente la Familia Sopeña se extiende por Europa y América
Latina.
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